Angelina Torres Vallbona, que hace unos días celebró los 112 años, es la persona más mayor del Estado y la 67.a del mundo, según el portal LongeviQuest. Con el fallecimiento de la olotina Maria Branyes el agosto pasado, se convirtió en la catalana más longeva y, desde noviembre, también en la persona con más edad de toda la península.
Quinta de siete hermanos, Torres nació en 1913 (un año antes del inicio de la Primera Guerra Mundial) en Bellvís, un pueblo del Pla d'Urgell, aunque con tres años se desplazaron a Barcelona con su madre. Aprendió de muy joven el oficio de modista, y después trabajó de corbatera en una tienda de Portal de l'Àngel. En ese momento, la ciudad «era como un pueblo», y había un gran ambiente de hermandad por las calles, recuerda.
Más o menos en su centenario, Angelina, que siempre ha sido una mujer muy activa y entregada a los demás, se rompió el fémur en una caída y decidió dejar su piso en Gran Via para ir a vivir con su hija Mercè, junto a la Sagrada Familia. Torres se emociona cada vez que habla de la Basílica, una construcción que dice que ha visto crecer desde sus inicios «piedrecita a piedrecita». Además, hace unos días se celebró una misa en la cripta por su cumpleaños y volvió a visitar el templo por dentro, un momento especial que compartió con su familia.
Unos días más tarde de esta visita, atiende a este blog en el piso del Eixample, donde, además de con su hija, actualmente también convive con su nieta Gemma y su bisnieto Mark. Nos recibe con mucho agradecimiento y amabilidad.
Hace unos días cumplió 112 años. ¡Felicidades!
Angelina (A.): ¡Gracias! ¡Estoy muy contenta
¿Cómo fue la visita a la Sagrada Familia y qué significa la Basílica para usted?
A.: Gracias a Dios he podido ver crecer la Sagrada Familia piedrecita a piedrecita. Recuerdo que cuando era pequeña y jugaba por la plaza pregunté a unos obreros: «¿Qué hacéis?», y me respondieron: «Construiremos una iglesia que será el orgullo de Cataluña...». ¡No solo de Cataluña, de todo el mundo! ¡Ha quedado preciosa!
También recuerdo el día en el que abracé emocionada una columna de la fachada del Nacimiento cuando un obrero me dijo que estaba trabajando en ella. Lástima que no hubiese ningún fotógrafo en aquel momento, porque hubiera podido hacer una buena foto (ríe).
Y vosotros (Mercè, Gemma y Mark), ¿cómo vivisteis la visita?
Gemma (G.): Nos gustó mucho la guía, y cómo explicó toda la simbología, los colores... Además, poderlo compartir con la familia y Angelina, que le tiene tanto cariño, fue muy especial.
Mark (Ma.): Para mí significa mucho haberla visto con ella. ¡Es muy bonito!
¿Qué significa para vosotros la Sagrada Familia?
Mercè (Me.): Yo he vivido en el barrio desde el año 1970, y para mí la Sagrada Familia es como si fuera mi segunda familia. Me encuentro muy acompañada en ella. Siempre que puedo colaboro con la parroquia y echo una mano al cura.
¿Recuerdas alguna anécdota?
Me.: Tuve el honor de conocer a Subirachs, un buen hombre. Una vez visité su taller, y me quedé maravillada cuando me explicó cómo hacía las puertas con cera.
¿Qué tal es esto de vivir cuatro generaciones juntas bajo un mismo techo?
Ma.: Es curioso y divertido a la vez. De aquí saco muchos valores e historias de las que puedo aprender cada día. Es una experiencia única.
Me.: Angelina nos cuenta muchas anécdotas de cuando era pequeña y la escuchamos atentamente. Nos ayudamos mucho y somos una gran familia.
G.: Además es una suerte, porque recuerda muchas cosas de la familia y tiene una memoria que no tenemos los demás.
Angelina, ¿y para usted qué significa vivir con su familia?
A.: Soy muy feliz por estar tan bien acompañada, y por poder hablar y reír juntos. Estoy muy orgullosa de mi familia. ¡Gracias!
¿Cuál considera que es la clave de su longevidad?
A.: Yo también me lo pregunto: ¿Por qué he llegado a cumplir tantos años? ¿Qué he hecho? Cada mañana, cuando me levanto, pienso que tengo que ayudar y hacer el bien, eso es todo.
Me y G.: El secreto quizás se encuentra en comer un yogur cada día. Y también es muy chocolatera. No se priva de nada.
¿Qué consejo les daría a los jóvenes?
A.: Que estén contentos y que respeten a las personas mayores, porque ellos también han sido jóvenes. Y que ayuden a los demás siempre que se pueda.
¿La clave de mi longevidad? Yo también me lo pregunto. Cada mañana pienso en ayudar y hacer el bien, eso es todo.
Angelina Torres Vallbona
¿Qué recuerdo tiene de la Barcelona de su infancia?
A.: Ha cambiado muchísimo, antes era como un pueblo. Alrededor de la Sagrada Familia todo eran campos. Había mucha hermandad. Recuerdo jugar mucho con las amigas por la calle o que por la Noche de San Juan la gente cogía la coca e iba a Montjuïc, a la Font del Gat, a comerla. Después vino la guerra y nos quitó esa alegría. Yo tenía 17 años, y por la noche teníamos que ir a hacer cola para pedir comida. Fueron tres años terribles.
Acabamos la entrevista hablando del futuro de la Sagrada Familia y la finalización de la torre de Jesús en el 2026, que coincidirá con los actos del centenario de la muerte de Gaudí. Los cuatro están deseando ver la Basílica terminada y tienen muchas ganas de continuar acompañando a «la abuela» en más visitas. «He visto mucho, pero espero poder verla terminada del todo», concluye Angelina.