En la Basílica encontramos  representaciones de los miembros de la Sagrada Familia,  especialmente en la fachada del Nacimiento. Las podemos ver en los grupos escultóricos que representan las escenas familiares de los primeros años de vida de Jesucristo, o en los nombres de los tres (Jesús, María y José) escritos (en catalán) en la parte superior de las tres columnas: la central, que muestra toda la genealogía de Jesucristo desde Abraham, Isaac y Jacob, acaba en lo alto con las letras de Jesús, mientas que las columnas de la derecha y la izquierda muestran, respectivamente, los nombres de María y José.

También podemos leer los nombres de los tres escritos en las torres laterales de la fachada, bajo los balcones situados en los extremos. En estos balcones podemos observar los símbolos esculpidos: sobre la barandilla hay un cepillo de carpintero que representa a san José y una corona que representa a la Virgen María y, encima de la puerta del balcón, una corona de espinas que representa a Jesucristo.

Sin embargo, hay otro tipo de representaciones que se refieren a la Sagrada Familia y que se presentan de un modo, tal vez, un poco más encriptado, es decir, en forma de monograma. Y es que las iniciales de Jesús, María y José, colocadas en este orden, facilitan una sigla capicúa que da bastante juego para crear bonitos anagramas. De hecho, las Jornadas Mundiales de la Juventud, unos encuentros anuales de jóvenes cristianos de todo el mundo, han aprovechado también la fuerza de esta sigla dada la coincidencia de las iniciales, lo que ha ayudado a que este monograma se haya extendido por los cinco continentes.

Gaudí también lo aprovechó y diseñó varios. Uno de los más relevantes es el que elaboró en el medallón de cubierta del edículo anexo al edificio parroquial de la Sagrada Familia. El edículo es un pabellón partido, un edificio relativamente separado del resto del conjunto parroquial que Gaudí hizo construir para cubrir las crecientes necesidades de espacio. Servía para actos varios y como vestíbulo con acceso independiente. Es más bajo, y está bien definido en su contorno, lo que hace que su cubierta esté diferenciada y sea independiente del resto. El medallón que hay sobre esta cubierta es de cerámica de colores, dándole así una vistosidad extraordinaria.

Este es el que se tomó como muestra para hacer el escudo del pavimento del templo en el centro del crucero y, también, en un formato más pequeño, el que se encuentra delante de la sede presidencial, encima del presbiterio. También lo podemos ver en un formato aún más discreto en los pomos de los tiradores de las puertas de los canceles del templo, en la fachada de la Gloria.

Resulta destacable que, con tan pocos elementos y colores, Gaudí consiga crear un símbolo completo. Las aparentes cinco franjas blancas verticales, paraleles, son los tres palos centrales de la M de María, flanqueadas por las dos J, de Jesús y José. Los elementos clave, simbólicos, son en amarillo y naranja. La J de Jesús se alarga hacia arriba y hacia el centro para colocar encima la cruz de Cristo, que identifica y caracteriza la J de Jesús que va delante.

La J de José, detrás, se alarga hacia abajo, de forma que crea una especie de reflejo de la anterior, y busca también la posición central para expresar la flor de nardo florecida que caracteriza al santo. La corona es el atributo que identifica a María, que se representa a menudo como reina. En este caso, la corona se minimiza a la cenefa central que une los tres palos de la M. 

También es muy bonito, e incluso más completo, el monograma JMJ que diseñó Gaudí para el techo de la Casa Batlló, pero que se conserva en el museo del templo. En este caso es de madera dorada y, además de los tres símbolos identificativos (cruz, corona y flor), se puede ver como la J de Jesús se alarga por el extremo inferior y se bifurca mostrando los tres clavos de la crucifixión. La J de José también se alarga por el extremo contrario para mostrar otra flor, con lo que hay una abierta y otra cerrada. La corona de María es mucho más clara, como un círculo que recoge los tres palos de la M. Por último, todo el conjunto está enmarcado por una especie de rosario que, encima de las letras, podría recordar a una corona de espinas.

Finalmente, en los primeros bancos para la feligresía, podemos contemplar, en los reclinatorios de la primera fila, realizados en forja, este mismo monograma que hace referencia a la adorada Sagrada Familia y que, como hemos podido ver en este artículo, además de dar nombre al templo de Gaudí, está presente en todo su interior.