¿Cómo se hicieron las esculturas de la fachada del Nacimiento? La técnica del enmoldado

[Autor: Arxiu Mas]

Las esculturas que hay en la fachada del Nacimiento se hicieron empleando la técnica del enmoldado, bastante utilizada en la época de Gaudí. De esta manera, en su taller, creó moldes de todo tipo de vegetales, hojas y frutas, así como herramientas tradicionales de la carpintería, como el formón y el martillo, para la portada de San José. También enmoldó animales muertos, desde pájaros hasta reptiles, pasando por ranas y sapos. Incluso enmoldó una burra para la escena de la Huida a Egipto. En este caso, el animal estaba vivo y, para poder enmoldarlo, hizo que lo izaran sujeto por el viente; al sentirse suspendido, espantado, se quedó quieto y, entonces sí, pudo enmoldarlo fácilmente. Las numerosas fotografías que se conservan del taller, en las que se ven techos y paredes llenos a rebosar de modelos surgidos a partir de enmoldados, son una buena prueba de este trabajo, y dan fe del uso recurrente que Gaudí hacía de este método.

En un artículo anterior ya vimos, además, que también utilizó esta técnica para hacer esculturas de personas. De hecho, Gaudí utilizó a gente cercana a él como modelos. Así, le ayudaron desde peones de obra, feligreses del templo o niños de la escuela parroquial. De esta manera, la gente humilde del barrio del Poblet, nombre con el que se conocía entonces el barrio de la Sagrada Familia, quedó retratada para siempre en esta fachada, interpretada como un canto a la vida. Pero, ¿cómo enmoldaba Gaudí a una persona?

Algunas de las claves de esta técnica han quedado recogidas en el libro La visión artística y religiosa de Gaudí, de Descharnes, Prévost, Pujols. La primera cuestión que se debía tener en cuenta, según señala la publicación, era la habilidad, experiencia y profesionalidad del enmoldador, porque no solo se trataba de saber hacer bien el trabajo, sino que había que hacerlo con gran rapidez, ya que el yeso cogía forma muy deprisa y su hinchazón producía un calor intenso que, junto con la humedad y la fuerte presión, producía un sofoco muy peligroso que podía ser mortal.

En cuanto al cuerpo, el enmoldado se hacía por partes, y todas las piezas enmoldadas se guardaban, numeradas, en el taller del templo, en una habitación anexa. A menudo se podían intercambiar, de modo que se podían hacer diversas combinaciones. No obstante, lo más complejo de todo era el enmoldado de la cara. Si se querían conservar las cejas, las pestañas o la barba, previamente se debían untar estas partes con pomada o manteca fresca, de lo contrario, la persona tenía que presentarse recién afeitada. Después se untaba la cara y el nacimiento del cabello con aceite y se cubría con una o dos toallas para evitar que el yeso llegara al pelo o las orejas. La persona se colocaba acostada horizontalmente con los ojos y la boca bien cerrados. Para que pudiera respirar, se ponía un canutillo de pluma muy pequeño en la boca y la nariz. El yeso se amasaba con agua tibia y se dejaba tomar un poco para disminuir el efecto de esta acción sobre la cara, y se aplicaba con un pincel fino, empezando por la frente, siguiendo por las mejillas y acabando por la boca y la nariz. En poco tiempo, un minuto como máximo, se tenía que retirar el molde levantándolo por los bordes y haciéndolo con mucho cuidado para que saliera entero, como una coraza.

 

EL OBJETIVO DEL ENMOLDADO EN GAUDÍ

Gaudí usa el enmoldado por economía y eficacia, pues le permite obtener una impresión de la realidad con forma y movimiento a la vez. Los enmoldados y las fotografías eran las técnicas que utilizaba para conseguir lo que realmente buscaba: la verdad de la vida. Si la fotografía le servía para captar aquello que fuera huidizo, como el batir de alas, el humo o la caída de un cuerpo, el enmoldado le permitía representar con fidelidad el personaje que realmente quería. Al escoger una persona real, que elegía no solo por una determinada fisonomía sino también porque su alma o carácter se asemejaba al personaje que quería representar, se acercaba a la verdad que deseaba.

Aun así, el trabajo escultórico de Gaudí, que empezaba con pequeños esqueletos de alambre, no acababa con el enmoldado. Después, Gaudí siempre repasaba, corregía, estilizaba o simplificaba. Finalmente, su escultura quedaba integrada, como fundida, en la masa del edificio, como si surgiera de ella y la prolongara. Y es que ambas, su escultura y su arquitectura, nacen de la estructura interna, del esqueleto, de la que Gaudí decía que, al ser el elemento variable, era el que daba y estructuraba la forma. «El resto solo son detalles que desaparecen a lo lejos…», añadía.

 

Comentarios

  1. Lo único que no explica este magnifico articulo es que una vez cogido el molde y hecha la copia en yeso, luego se hacia la escultura a otra escala y en otras proporciones para adaptarla a la fachada una vez se habia hecho a escala se presentaba en el lugar adecuado y luego se volvía a bajar para hacerla en Piedad copiada por el sistema de puntos , un compás que utilizamos los escultores para transferir medidas de una figura a otra. Gracias

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