Gaudí ideó la fachada de poniente habiendo estado muy cerca de la muerte por culpa de unas fiebres que lo acabaron llevando a Puigcerdà para su convalecencia y recuperación. Esta experiencia, según el mismo explicaba, le impregnó de sentimiento y el sufrimiento necesarios para proyectar una fachada que quería que incluyese todas las últimas horas de Jesucristo hasta su muerte. De este modo, en la parte baja está el conjunto de escenas del camino de la cruz, o del calvario, conocido popularmente como viacrucis; y, en la parte más alta de la fachada, se encuentra el Cristo resucitado, representado con un Cristo ascendiendo hacia el cielo a la altura del puente, desde el cual cuelga. Todas las figuras que representan estas escenas nos las dejó realizadas el artista Josep Maria Subirachs; las primeras en piedra y, la última, en bronce dorado.
La resurrección, en cambio, ha quedado representada hasta ahora de manera no figurativa. es decir, abstracta, en el gran rosetón elíptico, obra del artista vidriero Joan Vila-Grau. Sin embargo, ahora se está trabajando precisamente en las esculturas que mostrarán esta escena, tan importante y especial, de manera mucho más explícita. Se colocarán en la parte central del porche superior de la fachada de la Pasión, en el punto donde se unen y más se elevan los escalones de las escaleras procedentes de ambos lados, entre las dos columnas o huesos centrales y con la vidriera del gran rosetón elíptico como telón de fondo. En este caso, es el artista Francesc Fajula, arquitecto y escultor, quien ha recibido el encargo de materializarlas. La gran importancia de esta escena, casi por encima de la de cualquier otra en el mensaje cristiano, se hace patente al quedar recogida como primer misterio de gloria en la oración del rosario.
Gaudí trabajó de manera intensa en el tema de la resurrección de Jesucristo, y de manera especialmente entregada cuando recibió el encargo del monasterio de Montserrat de llevar a cabo el proyecto de esta estación en el gran Rosario Monumental de Montserrat en la Santa Cueva. En aquella ocasión, Gaudí realizó un conjunto único, escenográfico, casi teatral, disponiendo las figuras a diferentes distancias de una cueva natural que quiso aprovechar y agrandar para su propósito. Dentro de la cueva está el sepulcro vacío y el texto que recita el ángel:
«No os asustéis. Vosotros buscáis a Jesús de Nazaret, el crucificado; ha resucitado, no está aquí».
Jesucristo, realizado en bronce, está fuera de la cueva, colgando de la roca, como volando por encima de la entrada y, a un lado, encontramos el escudo de la senyera y el texto que identifica el símbolo de toda resurrección.
En la Sagrada Familia la escena está colocada en una posición central y por encima del resto de escenas del viacrucis, tal y como ya describe Isidre Puig i Boada en su primer libro sobre el templo, de 1929. En este texto, el arquitecto que, años después, fue director de las obras de la fachada de la Pasión, ya nos hacía ver cómo Gaudí quería aprovechar la profundidad que ofrece la sombra del porche superior para ubicar la representación del sepulcro vacío:
«De la unión de los intercolumnios nace interiormente una escalinata, profunda como los porches inferiores, que llega hasta el gran ventanal del crucero (…). En esta escalinata estará el sepulcro (…)».
EL CONJUNTO ESCULTÓRICO DE FRANCESC FAJULA
Francesc Fajula coloca el sepulcro en el centro de la escena, como un agujero, y la piedra que tapaba la entrada como si hubiese rodado hacia la derecha. Sobre la piedra redonda pone el ángel, que, con una mano más baja, indica el sepulcro del que había salido Jesucristo y, con la otra, bien levantada, señala la vidriera de la resurrección, donde, en todo caso, era necesario buscarlo. Flanqueando el sepulcro por el otro lado, a la izquierda, coloca la primera de las tres Marías, María Magdalena, más cerca, más vinculada a Jesucristo y, por lo tanto, con una expresión de sorpresa, de pena y de alegría confusas. Un poco más atrás, como un único bloque, están las otras dos Marías, con los potes de ungüentos en las manos. Al estar todas las esculturas detrás de las columnas, para contemplarlas será necesario hacerlo mientras se camina por el paseo de delante, de manera dinámica. Así se verá cómo van apareciendo y escondiéndose, y se podrá ir captando la totalidad del conjunto y cómo este se proyecta sobre el rosetón del fondo.
Superada ya toda la fase del proyecto, y habiendo pasado por las pruebas a escala en fango y las pruebas de ubicación y corrección in situ gracias a las plantillas a escala natural, se está trabajando actualmente en la producción de las esculturas. Como es habitual en este tipo de trabajos escultóricos, ya se han realizado el escaneado del modelo, el cambio de escala y el desbastado mecánico de los bloques, que deja la tarea bastante avanzada para que el artista se pueda centrar en las texturas, las expresiones y los acabados finales. Francesc Fajula está esculpiendo las piezas en el taller de canteros, dentro de la parcela del templo. La primera escultura, la del ángel, está prácticamente lista. La elaboró entre los meses de julio y septiembre de este año. Está dividida en dos grandes bloques, más el brazo levantado como tercer bloque independiente que habrá que unir a los otros dos. El peso total de la escultura finalizada es de 3,8 toneladas. Actualmente, y desde octubre, Fajula está trabajando en las Marías, el bloque más grande que, una vez finalizado, pesará unas 5 toneladas. La última pieza, la de María Magdalena, será de unas 3,3 toneladas. Todas las esculturas tienen una dimensión de unos 3 metros de alto y están partidas en dos a la altura de la cintura. La colocación del conjunto escultórico está prevista para el mes de marzo del 2018.
EL SIGNIFICADO DE LOS MATERIALES
Para las esculturas de este conjunto se han seleccionado, otra vez, dos clases diferentes de piedra. Por una parte, el travertino, y, por otra, la piedra de Floresta (Lleida). Ya lo hizo así Subirachs para distinguir un rango de importancia y poner el énfasis en el eje central de la fachada, que marca un ritmo ascendente. Por eso destacó con travertino desde la flagelación de Cristo, a nivel de suelo, hasta la Verónica que muestra el trapo con la imagen del Cristo, también situada exactamente sobre el eje central, así como la luna, que explica el eclipse, y la paloma del Espíritu Santo, situada en lo más alto de la fachada, en el vértice del frontón. Este mismo material es el que escogió para las cuatro esculturas de los apóstoles, ya por encima de todo el nártex. En cambio, para el resto de esculturas de la fachada, Subirachs eligió la piedra de Floresta.
Para las primeras escenas, entre las cuales se encuentra la mencionada flagelación, el travertino que se utilizó procede de Granada; en cambio, ahora se ha escogido travertino clásico romano, procedente de Italia. De este modo, con esta piedra con vetas, más clara, más prestigiosa, más propia para resaltar la simbología, se han realizado el ángel que recibe a las mujeres y la tela de la mortaja que reposa sobre el sepulcro vacío. El resto, las tres Marías, en cambio, están esculpidas en piedra de Floresta y quedan en otro rango, como el resto de esculturas de la fachada.
Francesc Fajula esta creando esplendidas esculturas que traducen dignamente la concepcion genial del monumento gaudiano. Volver al naturalismo es una brisa de aire fesca en un monumento cristiano que tiene que ser «entendido» por todos, y no solo por los amantes y entendedores de arte. En este sentido va mi critica a las esculturas de Subirach, sobre todo a la de Cristo Resucitado, dura, inmovil, casi exanime, nada de la potencia del Cristo vencedor de la muerte, nada de la belleza del Hombre Nuevo; mereceria ser sustituida por una nueva donde una concepcion mas «gloriosa», donde el movimiento vital de la Vida triunfante fuera evidente a todos. El otro caso es el San Jorge de la contrafachada de la Gloria, padece de los mismos defectos, nada del gran luchador que triunfa sobre el Maligno, nada del heroe cristiano que no teme ser derrotado porque Cristo esta presente en el
; en fin solo un triste e inerte personaje que no transmite la heroicidad de la Fe…
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