La torre de la Virgen María, en el ábside del templo, llega ya a los 110,65 metros de altura, de los 138 que tendrá una vez terminada. Tiene colocados dieciocho niveles de paneles de piedra tesada y está a punto de afrontar la construcción de su terminal. Paralelamente, se deben terminar el resto de pequeños elementos de esta parte del templo que han quedado pendientes durante el crecimiento de la torre. Es el caso de los remates de los frontones del ábside.
En los próximos meses se colocarán estos remates y aprovechando esta actuación, os damos todos los detalles de estos elementos.
En las partes altas de la fachada del ábside, Gaudí colocó diversas plantas, dispuestas en una especie de barandilla, que forman como un jardín alrededor de la torre de la Virgen María. Y son precisamente sus frutos los que se colocarán en lo más alto de los frontones del ábside. En cualquier caso, esta relación entre las plantas y los frutos no es exclusiva de esta parte de la Basílica: también en los frontones que enmarcan los ventanales de las naves laterales podemos encontrar hojas de árboles y, encima, cestas con sus frutos.
En esta barandilla del ábside, podemos ver representadas hojas de, entre otros, ciprés, rosales, palmeras y olivos. Todos estos árboles y plantas aparecen en el Libro de la Sabiduría, en el libro bíblico de Sirácida o Eclesiástico, capítulo 24 (9-19). Este texto, muy popular en la época de Gaudí, se leía en la tercera lección de mañanas del pequeño oficio de la Virgen María. Esta es la razón de la elección de Gaudí y de que ahora se hayan escogido los frutos de estas plantas, que están dentro de una cesta hecha con las hojas de las plantas o los árboles del mencionado texto.
De las plantas representadas en la barandilla, se han escogido los frutos comestibles, frutos que, en el Libro de la Sabiduría, nos ofrece la Virgen María. De este modo, empezando por el lado de la fachada del Nacimiento, los primeros frutos que habrá serán los escaramujos, es decir, el fruto del rosal silvestre. Después, habrá una cesta de cinamomos, el fruto del árbol del paraíso, el olivo de Bohemia o el olivo plateado. La cesta que se sitúa en el ventanal central, y que también coincide con el eje del templo, es la de dátiles, fruto que hace referencia a las hojas de palma que hay en esta posición. La siguiente es la cesta de olivas que se ha colocado ahora, por las ramas de olivo que hay, y la última, ya en el lado de la fachada de la Pasión, es una cesta de uvas.
Las esculturas, obra del equipo de artistas del templo, son de granito, como los frontones. A pesar de que las dimensiones varían en función del fruto, pesan entre 2 y 2,5 toneladas y miden aproximadamente 2 metros de altura, 1,3 metros de ancho y 1,10 metros de profundidad.
LOS FRUTOS ALREDEDOR DE LAS NAVES
Gaudí, como ya hemos explicado en ocasiones anteriores, hizo evolucionar el proyecto original, neogótico, hacia uno más moderno, fruto de la geometría reglada. Y este cambio se puede apreciar en los ventanales del templo: a partir del nivel de la cantoría, el arquitecto diseña un ventanal moderno, con un rosetón elíptico, poco habitual en catedrales. Un frontón triangular enmarca cada ventanal y contiene las hojas correspondientes a los árboles fruteros. Coronando estos frontones, como hemos dicho, hay una cesta con sus frutos.
Las frutas escogidas representan, simbólicamente, los frutos de las buenas obras. Gaudí quería ordenarlas según el curso natural de las temporadas de las que son características. Así, en el lado del Nacimiento, mirando a levante y al inicio del día, están los frutos de primavera. Aquí podemos ver los nísperos, las cerezas, las ciruelas, los melocotones y las peras. En el lado de la fachada de la Pasión, encontramos las manzanas, las almendras, los higos, los caquis y las castañas, que miran hacia poniente, es decir, el final del día, que representa también el final del año. Las últimas cestas de este lado ya están en los ventanales del transepto: en el lado mar vemos las naranjas y en el lado montaña, las granadas, todas ellas frutas de otoño.
En la nave central encontramos un nivel superior de terminales de los frontones, situados a una altura de 60 metros. Aquí es donde se encuentran las ofrendas eucarísticas: el pan y el vino. El pan se eleva por encima de un ramo de espigas de trigo, haciendo referencia también a la cosecha que lo origina, y que tiene algún toque rojo a modo de representación de las amapolas que, a menudo, se ven en los campos de trigo. El cáliz de vino se eleva por encima de una cepa de uva. Aunque el pan y el vino se van alternando en ventanales sucesivos, en el caso del cáliz de vino no hay repetición, sino que se alternan las diferentes variedades de uva: negra, blanca y moscatel.
Asombroso, yo creí que iban a terminar en punta como uno de los primeros renders de la torre, pero se verá magnífica así. Serán todos de pura piedra y no contarán con el trencadiz ¿Cierto?
Saludos desde México