El templo de la Sagrada Familia está concebido a partir del predominio de la altura por encima del resto de dimensiones; su composición, pues, es vertical. De hecho, una de las cosas que más impresiona al visitante es su gran altura interior, con unas columnas que suben exentas hasta los 15, 30 o 45 metros, donde tocan las diferentes bóvedas. Estas, a su vez, se sitúan a 30 metros de altura en las naves laterales, a los 45 en la nave central, a 60 en el crucero y hasta los 75 en el ábside. Estas alturas las escogió Gaudí así porque sabía que parecen menores debido a la perspectiva, que contrae notoriamente las distancias lejanas. Con ellas, el interior de la Basílica transmite la sensación de elevación, un sentimiento que Gaudí también quiso expresar en el exterior del templo, en este caso, mediante los cimborrios que tenemos ahora en plena construcción.
Gaudí quiso destacar esta verticalidad enfáticamente y no le bastó con un cimborrio, como es más habitual en la historia de las catedrales, sino que proyectó seis. Según explicaba él mismo, el cimborrio es el ensalzamiento del templo. Tiene vida exterior e interior. Visto desde dentro, realza el punto central del espacio interior con un volumen vacío y permite la entrada de luz cenital sobre el altar, porque si no, el crucero sería el lugar más oscuro del templo. Esto se debe a que es el punto más alejado de las fachadas, que albergan las ventanas. El exterior del cimborrio, por su lado, tiene una razón de ser representativa, ya que corona el edificio y hace de nexo entre la tierra y el cielo; en el caso de la Sagrada Familia, con el conjunto de cimborrios y campanarios, se acentúa más la forma piramidal general del edificio.
De los seis cimborrios del templo, el de Jesucristo es el más alto, con una altura que llegará hasta los 172,5 metros por encima del crucero en el plano del templo. Sobre el ábside, el cimborrio dedicado a la Virgen María llegará a los 138 metros de altura, y los otros cuatro, los de los Evangelistas, subirán hasta los 135.
POR DEBAJO DE LA MONTAÑA DE BARCELONA
Desde los primeros escritos recogidos en los años 1914 y 1915 por Martí Matlleu, secretario de la Junta Constructora del Temple Expiatori de la Sagrada Família y autor de las recopilaciones descriptivas del proyecto y la obra, podemos ver cómo Gaudí se fijó en la altura de la montaña de Montjuïc, característica del perfil de Barcelona, como un límite para la altura del templo. Esta montaña representa la naturaleza, la creación, la obra de Dios y, por respeto a esta, el cimborrio más alto del templo tenía que quedar siempre un poco por debajo. De este modo, ya en vida de Gaudí, se fijó inicialmente la altura del templo en 160 metros y, después, en unos 170.
Mucho más recientemente, el estudio detallado de las proporciones del proyecto permitió descubrir que existe un módulo regulador de la planta, el alzado y la sección que tiene como base los 7,5 metros de distancia entre columnas. Esto permitió determinar la altura máxima del templo, que se estableció en 172,5 metros con la voluntad fiel de seguir la lógica gaudiniana. De esta manera, por un lado se respeta el sistema de modulación básico descubierto, ya que esta altura corresponde a 23 módulos de 7,5 metros, y por otro lado, también se sigue la idea de que el templo no debía rivalizar con la montaña de Montjuïc, es decir, que tenía que estar por debajo de los, aproximadamente, 180 metros que tiene la montaña.
Esta cifra, además, tiene un valor simbólico, ya que corresponde a 24 módulos de 7,5 metros y es el doble de los 90 que tiene la longitud máxima interior, la que va desde la puerta hasta el fondo del ábside. También se mantiene como referencia para establecer el resto de proporciones básicas exteriores, como la altura máxima de las torres de los Evangelistas y la del centro de la estrella de la mañana que coronará la torre de la Virgen María, de 135 metros, es decir, 3/4 de 180 metros. De la misma manera, rige la altura de los campanarios más altos de la futura fachada de la Gloria, que se alzarán hasta los 120 metros, 2/3 de 180 metros.
Los campanarios más altos de la fachada de la Pasión miden 112 metros, y, los de Nacimiento, 107,5. Es por este motivo que, ahora que la torre de Jesucristo se encuentra a 101,5 metros, la de la Virgen María a 104,35, y, las de los Evangelistas, a 103,56, estamos casi a punto de superar las alturas construidas hasta ahora, y, a partir de este momento, comenzará a configurarse el nuevo y definitivo perfil de la Sagrada Familia en el centro de la ciudad.
Las alturas a las que hacen referencia son sobre la cota 0 msnm o desde la base de la construcción. Gracias
Hola Jaume,
Las diferentes alturas de las torres y de las cotas del templo siempre se dan a partir de base de construcción, no a nivel del mar, ni siquiera a partir del inicio de la construcción o de sus sótanos.
Saludos