Antoni Gaudí concebía sus trabajos como proyectos en continua evolución: podía someter una idea original a cambios hasta el último momento, incluso una vez iniciadas las obras. Por este motivo, transformaba los planos que dibujaba en grandes maquetas de escala 1:10 y 1:25, pues consideraba que las tres dimensiones le permitían ir resolviendo los desafíos estructurales y formales que pudiesen surgir. Las maquetas de la Sagrada Familia fueron destruidas en parte, junto con los planos y dibujos, en 1936, diez años después de su muerte. Las que se salvaron fueron restauradas y sirven para continuar la obra de acuerdo con el plan de Gaudí.
Sin embargo, la tecnología ha evolucionado de forma trepidante durante los 135 años que han pasado desde la colocación de la primera piedra de la Basílica. El equipo de arquitectos que ha trabajado y trabaja en las obras del templo se ha servido de estos avances para mejorar su proceso de proyecto y construcción y conseguir que el sueño de Gaudí se haga realidad. Así, a partir del año 2001, inspirándose en los métodos de trabajo de la industria de la automoción y la aeronáutica, se introdujeron los programas de diseño en 3D y las impresoras 3D con el fin de poder elaborar las maquetas de yeso de forma ágil y precisa. Poder ver en el ordenador una aproximación real en 3D de lo que se debía construir ayudaba a tomar decisiones e ir rediseñando cada espacio a medida que avanzaba la obra. La impresión en 3D permitía seguir utilizando las maquetas para validar el proyecto, tal y como hacía Gaudí, pero agilizando el proceso de elaboración de cada maqueta. Sin embargo, este software de modelaje tridimensional no era suficiente, ya que no se podía ver cómo incidía la luz sobre los diferentes espacios o cómo se reflejaban los colores de las ventanas sobre los paramentos.
Los renders —imágenes estáticas que simulan la realidad recreando un modelo 3D—, introducidos más recientemente, permiten aproximaciones mucho más cercanas a la realidad. Sin embargo, esta técnica implica un proceso de elaboración con un coste adicional y un proceso de trabajo lento, ya que no se puede disponer de las propuestas hasta después de unos días de haberlas solicitado.
Así, hasta finales del 2016 no se introdujo un método de tecnología punta que ha supuesto para el equipo de arquitectos de la Basílica una ayuda en el diseño y la toma de decisiones: las gafas de realidad virtual, que hacen posible introducirse en simulaciones tridimensionales.
USO PROFESIONAL DE LA REALIDAD VIRTUAL
Inspirado y asesorado una vez más por los sectores automovilístico y aeronáutico a escala industrial, el equipo de la Sagrada Familia ha apostado por introducir la realidad virtual en el proceso de diseño del proyecto con el objetivo principal de facilitar la toma de decisiones. Normalmente, en arquitectura solo se utilizaba esta técnica, con la cual el cliente puede experimentar de primera mano el producto que quiere comprar, en la fase de promoción y venta de viviendas de gama alta. En cambio, en la Sagrada Familia es la primera vez que se implementa esta tecnología en el diseño de una obra tan singular y de tanta envergadura. El uso de las gafas 3D como ayuda en el proceso creador, más que como una herramienta para vender un resultado final, cerrado y acabado, también es una gran novedad.
Pero, ¿cómo funcionan las gafas 3D? El equipo de arquitectos, con la ayuda del software 3D, dibuja los modelos virtuales que posteriormente un programa informático convierte al instante en un entorno en tres dimensiones; las gafas de realidad virtual les permiten entrar en el espacio como si fuese real, posibilitándoles la valoración de las propuestas, tanto del exterior como del interior del templo. Es decir, que el espacio que hasta ahora solo podía ser imaginado a partir de dibujos y maquetas pasa a vivirse y experimentarse desde dentro. Ahora, cada cambio que quieran aplicar los arquitectos al proyecto puede ser revisado al cabo de pocos minutos de haberlo introducido.
La plataforma, que hace posible mantener viva la idea de Gaudí de experimentar en tres dimensiones, está preparada para simular incluso las variaciones solares en función de la época del año: un comando permite realizar cambios al momento de diversos materiales, colores, texturas y luces, siempre que se seleccionen desde una base de datos previamente configurada. Las vidrieras y las paredes, por ejemplo, pueden pasar de verse llenas de luz a tener un tono más tenue según la hora del día o el día del año elegido. En definitiva, el trabajo con materiales y texturas permite comprobar de una forma más rigurosa los efectos de la luz solar en el interior de los espacios.
En este momento se está aplicando esta técnica de realidad virtual en las obras de la torre de Jesucristo, que, con 172,5 metros, será la más alta de las seis torres centrales que se alzarán hacia el cielo de Barcelona en los próximos años. De todos modos, la idea es que, con la colaboración de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), se sumen todas las partes pendientes y se pueda utilizar el mismo sistema para la concepción de los terminales de las otras torres que falta levantar, un hito previsto para el 2022.
LOS AVANCES QUE HAN PERMITIDO LAS GAFAS 3D
Por poner ejemplos concretos, hasta el momento la realidad virtual ha permitido tomar decisiones en el diseño de los acabados interiores de las torres, como las barandillas, el pavimento, las vidrieras y materiales diversos utilizados dentro de la torre central. Con el uso de las gafas 3D se han podido experimentar y comparar las distintas opciones que estaban sobre la mesa para el proyecto, y se ha facilitado la elección de aquellas que permitirán mejorar la experiencia del visitante.
La primera vez que se utilizaron las gafas 3D en el templo fue para el interior de la torre de Jesucristo. En aquella ocasión, sirvieron para visualizar cómo sería realmente este espacio de sesenta metros de altura teniendo en cuenta el efecto de perspectiva visto con el ojo humano, y no con un programa de dibujo. Esta tecnología nos permitió determinar cómo se visualizará realmente el espacio, que se aleja de una visión apuntada para tener una visión más cupular, con un buen efecto espacial.
La realidad virtual ha supuesto, por tanto, un gran complemento en la concepción del proyecto de la Basílica de la Sagrada Familia, ya que las medidas del templo son tan excepcionales que de otra forma sería muy difícil visualizar y experimentar los cambios, hacer propuestas de los espacios acabados y poder escoger la opción más adecuada.
Muy agradecido por la información que nos facilitan y que seguimos con mucho interés; es una gran alegría ver como nuestra SAGRADA FAMILIA avanza y vemos como se acerca el final de su construcción.
Muy interesante, no tenía ni idea de el uso aplicado en realidad virtual, espero verla acabada aunque sea con estos dispositivos