En la fachada de la Pasión, después de haber acabado el huerto y la cantera, y de haber colocado el grupo escultórico del sepulcro vacío y los dos acroterios de los extremos, el León de Judá y el cordero de Abraham, nos queda un único elemento para coronar simbólicamente todo el conjunto: la cruz de la victoria sobre la muerte.
Esta cruz no es la cruz del sacrificio, que ya fue realizada por el escultor Subirachs y está colocada justo debajo, en el porche de la fachada, sino que se trata de una cruz triunfal, por lo que se representa sin el Cristo. La cruz queda perfectamente recogida en las descripciones escritas del proyecto y también se puede ver en el primero de los croquis de la fachada de la Pasión, realizado por Gaudí en 1892. Se trata de un dibujo que, básicamente, muestra un cálculo vectorial que servirá para definir las inclinaciones de las seis columnas del porche inferior, así como la columnata superior.
Gaudí completó el dibujo de esta fachada en 1911. En este dibujo de grandes dimensiones, donde se perfilan los cuatro campanarios de la fachada, solo dejó con elevadísimo nivel de detalle toda la parte inferior del plano y, en 1917, a un lado, incluyó un monumento al obispo Torras i Bages, amigo personal del arquitecto. Como otros planos de Gaudí, este también quedó incompleto, además de sin definición desde la cruz hasta la parte alta de los campanarios.
Además, de acuerdo con las indicaciones de los textos descriptivos del proyecto de los colaboradores directos de Gaudí, se representan tres ángeles a sus pies, de manera figurativa. De estos tres ángeles, uno está en actitud de veneración y alza las manos como si levantase la cruz, otro muestra su amor y respeto acariciándola, mientras el tercero está arrodillado y levanta con la mano el cáliz de la sangre de Cristo justo hasta la altura de la base de la cruz.
El proyecto escultórico de estos tres ángeles ha sido encargado al escultor Lau Feliu, que está trabajando desde hace meses en este proyecto con la colaboración de los arquitectos de la Sagrada Familia. De hecho, antes de la labor escultórica, se realizó el cálculo estructural del proyecto. Ahora, producidas ya las diversas piezas que lo conforman, se prevé que la cruz pueda ser colocada en su emplazamiento el próximo mes.
LA GEOMETRÍA DE UNA CRUZ DE DIECIOCHO TONELADAS
De esta cruz se conservaban unos fragmentos de yeso de las maquetas originales, así como unas piezas de un molde de la misma. Al estudiarlos detenidamente se pudieron extraer las formas y proporciones con la máxima fidelidad, estudio que también sirvió como pauta geométrica para diseñar la gran cruz central que coronará la torre de Jesucristo y que, por lo tanto, coronará el edificio completo.
La geometría de cada uno de los brazos de la cruz es la del doble giro, ya utilizada en todas las columnas del templo. De este modo, partiendo de un núcleo central que ofrece caras cuadradas, salen los brazos con esta sección cuadrada y, con el doble giro, se transforman en la figura del octágono a la mitad del brazo. Después, continuando hacia el extremo de cada brazo, retornan del octágono al cuadrado y culminan en las puntas con una pirámide cuadrada bastante aplanada. El pie de la cruz se resuelve, desde un punto de vista geométrico, igual que los brazos, aunque es más largo y hace la transición hacia una base cuadrada más amplia.
La unión de los brazos, el pie y la cabeza de la cruz es un bonito poliedro central con ocho caras triangulares y seis cuadradas, aunque, de estas, solamente son visibles el cuadrado frontal y el posterior; los restantes son los que inician el arranque de las cuatro partes que configuran la cruz.
La cruz mide 7,50 metros de alto, exactamente el módulo que define la base geométrica de la planta y alturas de todo el templo y la mitad de la altura del porche superior. En cuanto a la envergadura, es decir, la anchura de los brazos de punta a punta, esta es de 4,25 metros, y el peso total de la cruz es de 18 toneladas.
LA ESTRUCTURA, TAMBIÉN EN PIEDRA TESADA
Estructuralmente, esta cruz es un elemento complejo, ya que solo está encastrada en la base y, por lo tanto, queda muy expuesta. Esto, junto con la considerable anchura, que aporta a los brazos un vuelo importante, hace que también suponga un auténtico reto desde este punto de vista. Por este motivo, después de la experiencia positiva de los paneles tesados para las torres, se decidió elaborar la cruz también en piedra tesada: las barras de acero que se enfilan como una aguja por el interior de las piezas de la cruz permiten que las piedras queden comprimidas unas contra otras y, así, el conjunto es más resistente al viento y a los posibles terremotos.
Por lo tanto, el sistema de la piedra tesada nos permite construir la cruz con piedra maciza. La piedra escogida es un granito procedente de la región francesa del Tarn, una piedra que ya se ha utilizado en este frontón de la fachada de la Pasión, así como en la gran columnata, en el León de Judá y en el cordero de Abraham. En cambio, los ángeles están construidos en travertino romano, una piedra utilizada desde la antigüedad por su nobleza y calidad, y que se ha empleado en esta fachada para destacar elementos escultóricos singulares, como, por ejemplo, la escultura de la Flagelación, de Subirachs, o la del ángel sentado sobre la piedra, obra de Fajula, la cual tapa la entrada al sepulcro.
CONFLUENCIA DE LÍNEAS
Por último, cabe señalar que la fachada de la Pasión tiene una marcada composición ascendente, como todo el proyecto del templo. De esta manera, podemos observar cómo confluyen la prolongación de las líneas maestras del frontón y las de las balconadas que contienen los grupos escultóricos de la fachada. Estas confluyen a derecha e izquierda en unos mismos puntos de fuga que organizan la composición de toda la fachada. Estas líneas van ganando pendiente de manera sucesiva, y la línea más elevada es, precisamente, la que fija la altura de la cruz, que, a partir de aquel punto, señala hacia el Cristo resucitado superior.
No hay nada feo en todo lo que diseñó Gaudí. Todo tiene su sentido y su estética en este gran templo católico
Los grupos escultóricos de Subirachs destacan sobre todo por su gran expresividad, estos tres ángeles son bonitos pero no producen ninguna sensación ya que no tienen ninguna expresividad